El único camino fiable y seguro para el tratamiento del linfedema
Las técnicas quirúrgicas combinadas forman parte del concepto de tratamiento individualizado del paciente con #linfedema. Suponen buscar la mejor técnica para cada paciente para poder ofrecer el mejor resultado posible. No todos los linfedemas son iguales a pesar de tener la misma causa o incluso los mismos años de evolución.
Cada linfedema es diferente, es único, como lo es cada paciente. Las personas tenemos una enorme variabilidad en cuanto al número de canales linfáticos y ganglios, así como en su distribución. La evolución del linfedema será diferente en función a la anatomía de cada paciente y al nivel de la agresión quirúrgica recibida debido al tipo de tumor y al a calidad de la cirugía recibida. También hay que tener en cuenta que el tratamiento complementario recibido (radioterapia y quimioterapia) contribuirá a su posible deterioro funcional.
La mayoría de linfedemas, dependiendo del tiempo de evolución, suelen precisar de dos líneas de tratamiento. Un componente reconstructivo del sistema linfático dañado y un componente reductivo o de la remodelación para la extracción de la grasa hipertrofiada en el brazo.
Saber reconocer que una paciente necesita dos técnicas combinadas es la clave del tratamiento del linfedema. Cómo se toma la decisión para emplear la técnica adecuada es fundamental. Esto es lo que, desafortunadamente, grupos que empiezan a tratar ahora el linfedema y que aún carecen del conocimiento y experiencia necesaria, no indican correctamente las técnicas quirúrgicas adecuadas. Hay que saber estudiar qué grado de deterioro tiene ese sistema linfático, generando un diagnóstico y valoración precisa.
Una vez se sabe cómo está afectado el sistema linfático, podemos tener tres situaciones. La primera situación es cuando el sistema linfático está ligeramente afectado, solo presenta obstrucción proximal, la alteración de la anatomía en la axila, y aún el sistema linfático está funcionante. En este caso, la técnica indicada será la reparación de ese sistema linfático mediante un by-pass, se realiza una conexión del sistema linfático funcionante con el sistema venoso subdérmico. En los casos recientes, como no hay aún alteración de los tejidos, es decir, no hay hipertrofia grasa, se puede conseguir un resultado muy bueno. Se consigue la restitución total en una sola intervención.
La segunda situación sería cuando la paciente hace más años que tiene el linfedema, por lo que hay un deterioro no total pero parcial del sistema linfático, por lo que en la zona más cerca de la obstrucción de la axila hay una degeneración, los linfáticos ya no funcionan, aunque el sistema linfático distal sí es funcionante, pero a la vez ya tiene cambios histológicos, es decir tiene un grado de hipertrofia grasa. En este caso deberemos hacer una técnica combinada que consiste en una anastomosis linfático venosa lo más proximal posible. De esta manera, reparamos los canales que están funcionantes y los conectamos para que puedan evacuar la linfa. Una vez este restituido el flujo linfático el brazo disminuirá en volumen pero para su mejoría total deberemos realizar una liposucción linfática selectiva y eliminar la grasa sobrante.
La tercera situación es cuando existe una degeneración total del sistema linfático con abundante tejido fibrótico sobre todo a nivel axilar. En estos casos, realizaremos una transferencia ganglionar y, cuando todo se ha regenerado el sistema linfático, se hace una liposucción linfática selectiva para poder quitar la hipertrofia grasa.
En casos muy avanzados donde ya no hay posibilidad de restablecer la función del sistema linfático únicamente realizaremos la liposucción linfática selectiva como método reductivo.
He creído que puede ayudar a algunas pacientes conocer el testimonio de una de nuestras pacientes que sufría un linfedema y se sometió a una operación con técnicas quirúrgicas combinadas. Quiero agradecer enormemente a mi paciente Yolanda Benito su generosidad al querer compartir su experiencia para poder ayudar a otras personas en una situación parecida.
¿Cómo comenzó su linfedema?
En 2007 padecí un cáncer de mama en el que me extirparon ganglios linfáticos, y aproximadamente a los dos años, tras haber recibido quimioterapia y radioterapia, se me empezó a inflamar la mano y, más tarde, todo el brazo. A partir de ese momento, di muchas vueltas intentando dar una solución y, a través de internet, localicé al doctor Masià como uno de los profesionales que trataban este tema. Acudí a su consulta de Madrid para una primera aproximación y más tarde me realizaron las pruebas en Barcelona.
¿Cómo tomó la decisión?
Me hicieron una linfografía, una linforesonancia y un PDE. Con los resultados, el doctor realizó un diagnóstico y me explicó en qué consistía la primera fase del tratamiento que era realizar una anastomosis y, a pesar de que fue claro explicando las probabilidades de éxito, me decidí a ello porque era la única opción que tenía. Había consultado todo lo que había estado a mi alcance, no solo la información que estaba en internet, sino también en centros de la seguridad social y de una aseguradora que tiene unidades de ese tipo, pero nada me convenció ya que ninguna me daba ninguna opción de tratamiento. Siempre me apuntaban a que todo lo que se hacía eran tratamientos muy experimentales y que no se conocían bien los resultados, además afirmaban que esos tratamientos se aplicaban cuando los linfedemas eran más serios que el mío. En fin, nada claro. Así, me decidí a tratarme con el doctor Masià que siempre fue muy realista y nunca me dijo que todo se iba a solucionar, por lo que tuve momentos más buenos y más duros en este tema, pero para mi siempre ha sido una inyección de alegría verle aunque fuera un rato una vez al mes y que me dijera algo.
¿Cómo fue el proceso?
El proceso tuvo tres etapas. En la primera fase, con la anastomosis, no recuperé gran cosa. Tras esto, hicimos el transplante ganglionar y aquí la experiencia fue dura porque la primera operación no salió como se esperaba, pero el doctor puso todo su entusiasmo y la repitió dos veces, y finalmente empezó a funcionar y la tercera fase consistió en retirar la parte más dura con una liposucción selectiva y mi brazo empezó a mejorar. Ahora tengo el brazo prácticamente igual que el otro y esto me ha permitido hacer una vida normal desde el punto de vista estético y operativo. Me costaba incluso coger el bolígrafo para escribir. Me costaba mucho vestirme, sobre todo en verano. Este ha sido el primer verano en el que me he podido poner una camiseta, a penas se me nota. He incrementado mi calidad de vida y en mi estado emocional importantísimo que se lo debo al doctor.